Cuando me preguntan qué es una constelación familiar o sistémica siempre respondo que para entenderlo hay que experimentarlo. Es muy dificil poner palabras a una vivencia tan diferente y desconocida para muchos. Pero igualmente decido intentarlo con la intención que cada uno se lleve la parte que pueda comprender.

Literalmente, una constelación familiar es mostrar un dibujo con el conjunto de elementos vinculados a una determinada situación o conflicto, que puede tener relación con asuntos familiares, laborales, problemas de salud o de economía (por citar algunos ejemplos). Este dibujo se representa, por regla general, mediante personas, que no es necesario que se conozcan entre sí. El dibujo resultante será una copia de la verdad, según la imagen interna de la persona que vive aquella situación.

Para desarrollar una constelación con finalidades sanadoras necesitamos los siguientes elementos:

    1. La persona consultante, que se encuentra bloqueada en alguna situación de la vida, sin encontrar la solución ni los recursos para generarla.

    2. Un grupo de personas disponibles para colaborar como representantes de la constelación del tema solicitado.

    3. Un espacio suficientemente grande para acoger a este grupo de personas y todas aquellas que deseen venir a observar.

    4. La persona que facilita el trabajo, a quien llamamos también constelador/a.

Es necesario que la persona consultante exponga brevemente su situación o conflicto. Lo puede hacer discretamente al constelador, o compartirlo abiertamente al grupo. En cualquier caso, no varía la efectividad de la herramienta.

El facilitador es quien decide qué elementos vinculados al conflicto tienen que constelarse o dibujarse en el espacio dedicado a la escenografía. El consultante los elige entre los participantes, que a partir de ahora seran los representantes de cada elemento. Él mismo tiene que ser representado por un participante, y una vez escogidos, se retira del espacio escénico, y pasa a ser observador.

Lo que sucede a partir de este momento es lo más dificil de comprender si no se experimenta. Cada persona que ha sido escogida empieza a percibir la necesidad de moverse o la sensación de alguna emoción, en referencia a los demás representantes. Es necesario aclarar que todos ellos se encuentran en todo momento en plena consciencia de sí mismos. Según los expertos, hay un campo de información donde no existe ni el tiempo ni el espacio, que se pone a disposición de los representantes. Esta información proviene del campo energético del individuo que hace la consulta.

Los movimientos y reacciones de los representantes se parecen mucho al comportamiento infantil en un espacio de juego. Los unos se miran a los otros. Se acercan o se alejan según van sintiendo. Algunos les resultan interesantes para compartir el juego, otros les asustan o les despiertan emociones que hace que no se puedan acercar. Es tan sencillo como conectar exclusivamente con los impulsos corporales, sin pasar por el filtro de la mente, que es lo que hacemos todos en la infancia.

Las personas que experimentan estos movimientos, coinciden en decir que son sensaciones auténticas, aunque no tienen ninguna relación con su situación personal. Quedan sorprendidos cuando sienten una gran estimación hacia una de las personas que acaban de ver por primera vez, o incluso son capaces de sentir un gran enojo. Aseguran no inventarse nada, lo que sienten es totalmente genuino.

Para quien realmente tienen sentido todos estos movimientos y emociones, es para la persona consultante. Los reconoce como verdad, solo que en la vida real se le hacía imposible poder tener esta visión externa de la situación. Sólo con este primer dibujo o constelación, la persona ya recibe una información que le aporta comprensiones necesarias para el camino de la solución.

En la vida, cuando nos encontramos dentro de un conflicto, las emociones interfieren bloqueando la visión, y por tanto los recursos para resolverlo. Con esta herramienta conseguimos desvincularnos emocionalmente de la situación, y los recursos se activan de forma natural.

El trabajo del facilitador es descodificar e interpretar este nuevo lenguaje, para una mejor comprensión del consultante, así como facilitar las tres leyes que, según Bert Hellinger, rigen cualquier sistema:

  • la ley del orden en la jerarquía
  • la ley de la pertenencia
  • y la ley del equilibrio en el dar y el recibir.

Cualquier desarmonía en este sentido, crea desequilibrios en un sistema familiar o laboral.

Este es un trabajo para el inconsciente, donde las imágenes son más potentes que las palabras.

Deseo haberte despertado la curiosidad y vengas a vivir esta experiencia. Sólo por participar ya te llevarás muchas comprensiones para una mejor armonía humana.

 

Laura Pedró Xaus